La representación opera siempre en dos sentidos contradictorios: en el sentido de la cosa, por medio de la semejanza; y en el sentido de su ausencia, a través del espejismo, del artificio que ella cons-tituye. Así, enfrenta al espectador con su deseo –es decir, con el deseo de que haya algo, y no nada– al tiempo que le demuestra que “algo” y “nada” se dan de manera simultánea en la emergencia escandalosa del simulacro.
Pascal Bonitzer: Desencuadres. Cine y pintura (Santiago Arcos Editor, Buenos Aires, 2007).
Martijn Hendriks: Give us today our daily terror (2008)
4 comentarios:
Oteiza siguió toda una linea de investigación -propósitos experimentales- en ese sentido sobre el vacío como creador del espacio, esto es, la ausencia de la cosa como creación de esa misma cosa. Entre otras, sus cajas metafísicas van por ahí.
Cierto, Pianista, sí. Qué lástima que hayamos tardado tanto en apreciar eso que los japoneses tienen en cuenta desde hace tantísimo tiempo...
Muy trascendental el texto.
Desde luego crea una especie de angustia vital ¿deseo? u espejismo ante las polaridades de la creación.
Desde luego da para mucho.
Ya me quedo dándole vueltas al tema, no puede ser...
Un salu2¡¡
Pues sí, Maíz de agua, la verdad es que da algo de vértigo, pero al mismo tiempo, y aunque parezca extraño, a mí me reconforta. Raro que es uno.
Saludos agostizos.
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