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El libro, para envejecer
Estrellas trashumantes; y el pastor
se inclina sobre la dicha terrestre; y en todo hay tanta calma
como en ese chirrido de insecto, irregular,
que un dios pobre modela. El silencio
ha subido desde tu libro hasta tu corazón.
Un viento corre sin ruido entre los ruidos del mundo.
El tiempo sonríe a lo lejos, tras dejar de existir.
Simples, en el huerto, los frutos maduros.
Envejecerás
y, destiñéndote en el color de los árboles,
haciendo sombras más lentas sobre el muro,
siendo, alma por fin, la tierra amenazada,
retomarás el libro en la página dejada…
Dirás: ésas eran, pues, las últimas palabras oscuras.
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4 comentarios:
¡ Hum... no quiero envejecer!
¡ Feliz 2009!
Un saludo
Es precioso, Juan, precioso. Bravo.
Lo mejor para el 2009. Un abrazo.
Ni yo, enigmática Veridiana, pero qué le vamos a hacer...
Feliz 2009!
Gracias, Juan Manuel, y feliz año nuevo (de nuevo). Un abrazote.
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