Me pudo la curiosidad y busqué aquel texto de Gombrowicz citado por Zagajewski. En él, lindezas de este tipo:
"Lo único que son capaces de hacer [los poetas] cuando se ven atacados es afirmar que la poesía es un don de los dioses, indignarse contra el profano o lamentarse por la barbarie de nuestros tiempos, lo que, por cierto, resulta bastante gratuito".
Un debate interesante, sin duda, pero al que llegamos tarde, pues en nuestro mundo los poetas ya no necesitan defenderse de ningún ataque: simplemente se les ignora.
O, mejor dicho, no necesitan defenderse más que de los propios poetas
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15 comentarios:
¡Pero qué razón tienes!
Desgraciadamente, creo que sí, amigo Juan Manuel.
Magistrales las dos observaciones tuyas, una sobre otra.
No creo que merezca ese adjetivo, Enrique, pero viniendo de un maestro (por partida doble) se agradece enormemente.
Amigo Juan, has dado en el clavo. Constato que en la narrativa no hay tanto odio, o por lo menos no está tan generalizado -y desgraciadamente tan normalizado-.
Por cierto, muy bueno tu artículo para Puerto. Es un honor poder contar contigo y con tu palabra.
Pues muchas gracias, Diego, tanto por lo uno como por lo otro. Colaborar con vosotros, por supuesto, es un placer.
Muy bien la cita y mejor el comentario. El malestar de la garganta te afila!!!
Muchas gracias, Pianista. La verdad es que la voz de Tom Waits que se me ha quedado va muy bien para soltar según qué cosas.
No disfraces de catarro lo que no es sino ingestión masiva de cazalla... :P
Cómo me conoces, Jesús.
Lo mejor para el catarro, amigo Juan, es un orujo artesanal gallego que probé en un pueblo de por allá, y tendría como 50 grados a la sombra. O te cura o te mata. A mí, que soy muy raro, me dejó en un estado intermedio. Y así sigo.
ten cuidado con el consejo de Juan Manuel, que con el orujo casi me muero yo como una estrella del rock
Por cierto, vuelvo al comentario y me hace mucha gracia ahora que ando leyendo De lo sublime del pseudo Longino.Je,je.
Pues sí, Juan Manuel, seguro que es mucho más efectivo que el "ibuprofeno sour" al que le he estado pegando durante estos días. Aunque, en efecto, hay que tener cuidado con los brebajes artesanales... Hace poco, Ana, tuve una experiencia no demasiado sublime con un Pacharán casero de la que no quiero ni puedo acordarme. Desde ese día el Pianista, que también fue víctima de las diabólicas endrinas, sólo toca piezas de Richard Clayderman.
No me toques las teclas, querido JSVico.
Lo mío fue alergia por el uso reiterado -y tal vez algo descontrolado- de Tanquerays. Ya se sabe, se empieza por ahí y se termina con el botellón de Denenes.
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