Velando
Noche expectante, constelada y fría,
flotando más allá de la ventana.
Escarcha minuciosa que se afana
en su callada y lenta orfebrería.
Noche erizada en delirante umbría
de ramas al desnudo, donde mana
un relente de luna: noche hermana
de cierta paz que en la niñez solía.
Todo se encauza al sueño en fiel descenso.
Noche sumida en noche, y en suspenso
la vieja guerra. En la mesilla el fiero
Aquiles, Héctor y las gafas, juntos,
velando mis naufragios, mis asuntos
que cuelgan del inmenso azul de enero.
Juan Manuel Macías, Azul de enero (Ed. Vitruvio, 2003)
Noche expectante, constelada y fría,
flotando más allá de la ventana.
Escarcha minuciosa que se afana
en su callada y lenta orfebrería.
Noche erizada en delirante umbría
de ramas al desnudo, donde mana
un relente de luna: noche hermana
de cierta paz que en la niñez solía.
Todo se encauza al sueño en fiel descenso.
Noche sumida en noche, y en suspenso
la vieja guerra. En la mesilla el fiero
Aquiles, Héctor y las gafas, juntos,
velando mis naufragios, mis asuntos
que cuelgan del inmenso azul de enero.
Juan Manuel Macías, Azul de enero (Ed. Vitruvio, 2003)
9 comentarios:
Hombre, Juan, muchísimas gracias. Te deseo un feliz año y una cuesta de enero que sea cuesta abajo.
Yo propongo recitarla entre April in paris y Volare, oh, oh. Es que lo veo, The Gang in The Sands: Las vegas a nuestros pies. O los Monegros, derrumbándonos hasta la cumbre.
Me gusta, habrá que hablarlo. Si te traes la pianola y Juan Manuel se decide por fin a croonear, me comprometo a desempolvar mi imitación de Stratocaster, arrumbada en un ángulo oscuro del salón, la pobre.
Esa es la idea, The dark side of the saloon. Tom Waits al lado de Nodisparenalpianista va a ser un cantantillo de TRex.
Si la desempolvas, llámame. Revivamos aquellos tiempos rockabillies que ya quedan, ay, demasiado atrás.
Esto de empezar el año con espíritu revival no debe ser sano, Jesús. Espero que contribuyas con tu traje de Elvis/hombre bala.
Hum, ya empiezo a ver nuestros nombres escritos en neón, y esa mítica gira por Nevada, abarrotando los saloones y las salitas de estar.
Sí, sí, hombre bala...
Pues me acuerdo yo de una camisa que vendían en Portaferrissa allá por 1992 que era la bomba...
Sí, sí, en la tienda del camello...
¡Ja, ja, ja, menudo horror! Aunque para cantar "The gambler" hubiera ido de perlas, reconócelo.
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