Entre el convexo de Ashbery y el cóncavo de Valle-Inclán, el espejo de William Carlos Williams:
Danse Russe
Si cuando mi mujer está durmiendo
y el bebé y Kathleen
están durmiendo
y el sol es un disco de llamas blancas
entre nieblas de seda
sobre árboles brillantes;
si en mi habitación al norte
bailo desnudo, grotescamente
delante de mi espejo
con la camisa alrededor de la cabeza
y canturreando para mí:
“Estoy solo, solo.
Nací para estar solo,
¡y estoy mejor así!”.
Si admiro mis brazos, mi cara,
mis hombros, costados, nalgas
contra las amarillentas persianas echadas...
¿quién podría decir que no soy
el genio feliz de mi hogar?
Magritte: Le miroir magique
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2 comentarios:
La verdad está en las cosas.:-)
Me alegra que te guste Milan Richter
Pues sí, Ana, incluso en estos tiempos "líquidos". Gracias de nuevo por el apunte: tiraré del hilo, sin duda.
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