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El escritor se deja reconocer porque lo que escribe va siempre un poco más allá de lo que piensa.
(Roberto Calasso: “Kafka entre los naturistas”, en La locura que viene de las ninfas, Sexto Piso, Madrid, 2008).
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10 comentarios:
Eso siempre que no se practique la autocensura, ya que me temo que, en muchas ocasiones, ocurre justo lo contrario: que el escribidor escribe bastante menos de lo que piensa.
Si, seguro. Pero diría, Jesús, que Calasso se refiere a eso que suele repetir Gamoneda: a menudo uno no sabe lo que quería decir hasta que lo ha escrito.
Tiene razón Gamoneda. Hasta a mí, en la medianía de mi blog, me ocurre eso. Aunque también me ocurría en los exámenes. A la tercera pregunta ya no sabía ni lo que quería inventarm...ejem, decir.
¡Hombre, los exámenes! Eso sí que es escritura automática...
A mí me recuerda una frase de Kipling que cro haber citado ya por ahí, esa que dice que el escritor ve la fábula pero no puede ver la moraleja. O algo así.
Pues sí, Juan Manuel, algo hay de eso también. Por cierto, seguro que te interesan algunos de los ensayos de este libro, en especial el que le da título.
Siempre es una cuestión de tiempos. O de ausencia, según. O sea que falta tiempo para pensar lo que se dice o lo que se escribe. Hasta falta tiempo para pensar lo que se piensa. Ay.
Pues sí, Pianista, muy kafkiano eso de quejarse de la falta de tiempo para escribir...
Pues la verdad es que sí, de hecho a mi me asombra decir determinadas cosas.
Te debo un mail, ando super descolgada.Así es mi vida.
Tranquila, Ana, yo tampoco estoy muy bloguero últimamente. Ni siquiera te he dicho nada aún sobre tu "cambio de look", je, je,
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