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En 2005, recién publicado mi primer libro, sin ningún proyecto concreto en mente y con algunos líos personales de por medio, me puse a escribir una serie de sonetos con intención más o menos gimnástica: se trataba de no perder músculo, de ir ejercitando la escritura aun en una época tan poco propicia. La situación se alargó más de la cuenta, con lo que al final me vi con una treintena de poemas, un libro que moví por ahí sin demasiado éxito. A medida que iba soneteando, me daba cuenta de que lo que más me divertía era potenciar el barroquismo al que es tan proclive esa estructura, tensar la sintaxis, saturar los campos semánticos, favorecer la ambigüedad, enfatizar las aliteraciones y las rimas internas. De lejos, el modelo de soneto hipertrofiado de Martín Adán, uno de mis (muchos) peruanos de referencia.
Las cosas, por suerte, se calmaron, aparqué los gorgoritos gongorinos y me embarqué en otras historias no menos caprichosas. El libro, por su parte, fue adelgazando hasta quedar reducido a una docena de poemas, un cuadernillo que, bajo el título de Gozne, acaba de obtener un accésit en el Premio de Poesía Ciudad de Zaragoza.
GOZNE
El olor a madera de la mano
y el olor a piel muerta de la puerta
se confunden. La sala ahora desierta
descubre entre dos ecos un temprano
silencio que ensordece. Aún cercano,
el cuerpo que se aleja dejó abierta
la puerta entre dos signos. Aún alerta,
vigilas el zaguán, sabes que en vano.
Sólo la luz barrida de algún coche
agita las cortinas; su rumor
oxida las bisagras de la noche.
Sólo la luz bebida en el ardor
sobrante de algún vaso, sin reproche,
regresa como el cuervo negador.
Las cosas, por suerte, se calmaron, aparqué los gorgoritos gongorinos y me embarqué en otras historias no menos caprichosas. El libro, por su parte, fue adelgazando hasta quedar reducido a una docena de poemas, un cuadernillo que, bajo el título de Gozne, acaba de obtener un accésit en el Premio de Poesía Ciudad de Zaragoza.
GOZNE
El olor a madera de la mano
y el olor a piel muerta de la puerta
se confunden. La sala ahora desierta
descubre entre dos ecos un temprano
silencio que ensordece. Aún cercano,
el cuerpo que se aleja dejó abierta
la puerta entre dos signos. Aún alerta,
vigilas el zaguán, sabes que en vano.
Sólo la luz barrida de algún coche
agita las cortinas; su rumor
oxida las bisagras de la noche.
Sólo la luz bebida en el ardor
sobrante de algún vaso, sin reproche,
regresa como el cuervo negador.
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8 comentarios:
Como dirían Julio Iglesias y don Pedro Vargas: FELICIDADES.
Y encima, éste rima. Vamos avanzando, vamos avanzando...
Enhorabuena, Juan. Este soneto (y ya te lo comenté) es de mis preferidos. Una joyita. Que corra el pacharán :-)
Abrazote.
enhorabuena, por ese premio. es un arte difícil el de hacer buenos sonetos (no hacer sonetos sino hacerlos buenos).
me gusta el título de gozne
Gracias, amigos. Estoy sin conexión en casa, pirateando allá por donde voy. Espero que esto no se demore mucho, me siento ciberhuérfano… Un abrazo a todos.
Felicitarte ya te felicité, pero no había leído ningún soneto.
Es muy bonito.
Se te da muy bien la cosa, no renuncies a nada.
Y que dejes de ser pronto un ciberhuérfano;-)
¡Déjate de tanto soneto y ponte una conexión decente!!
Y tras el rapapolvo, me uno a la felicitación y te regalo un palíndromo ceceante más que pacharánico:
Oda: gozne enzogado
Gracias atrasadas, Olga, me alegro de que te guste,a pesar de mis reparos. Y a ver si coincidimos por esas tierras tuyas!
Bueno, Pianista, no menciones la horca...
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